Fecha de publicación: Apr 24, 2016 3:7:21 PM
El sol vuelve a erigirse en protagonista este mes de mayo, pero no por méritos propios, sino por el paso que el planeta Mercurio realizará sobre su superficie el lunes 9 desde poco después de la una del mediodía hasta la puesta, y que será también visible desde la mayor parte del mundo.
Los tránsitos de Mercurio son raros debido a que su órbita está inclinada respecto a la nuestra, y los tránsitos sólo pueden producirse en el momento en que la atraviese, siempre que además se encuentre en una línea entre nuestro planeta y el Sol. Durante la presente era, esto sucede unas trece o catorce veces por siglo, en mayo o noviembre. Así que, si os perdéis este, habrá que esperar al 11 de noviembre del 2019 para volver a intentarlo, y teniendo en cuenta que en los tránsitos de noviembre, además, Mercurio aparece aún más pequeño.
Jamás miréis al sol con un instrumento óptico no diseñado especialmente para este fin. Los rayos solares aumentados pueden quemar en décimas de segundo. ¡Peligro de ceguera!
El medio más seguro para observar al sol es proyectando su imagen sobre una cartulina. En este caso, procurad además que la imagen proyectada sea grande: Mercurio es un planeta realmente pequeño.
Por lo que respecta a la Luna, será nueva el viernes, 6, y llena el sábado, 21.
Júpiter sigue estacionario bajo Leo, alto en el cielo nocturno, pero este mes la atención se la lleva Marte, que alcanza su máxima aproximación a la Tierra el domingo, 22, a poco más de 76 millones de kilómetros. Será el mejor momento para su observación, mirando más allá de la medianoche entre las pinzas de Scorpio. Un pequeño telescopio nos permitirá vislumbrar su característica y enigmática superficie roja que tantas fantasias inspiró durante el siglo XIX y buena parte del XX.
A Marte, le sigue de cerca Saturno, ya en la madrugada. Y justo antes de salir el sol el viernes, 13 podremos descubrir a Mercurio, ya liberado de la proximidad del sol, muy próximo a Venus, apenas 23 minutos de arco, menos de la mitad del grosor de vuestro dedo menique cuando extendéis el brazo, aunque mucho menos brillante, a unas 8,5 magnitudes de diferencia.
Una diferencia de una magnitud equivale a una diferencia en brillo de unas dos veces y media. Por lo tanto, no os desesperéis si no conseguís ver Mercurio porque ¡brillará dos mil quinientas veces menos que Venus!
Fuera del sistema solar, este mes os proponemos empezar a disfrutar del asterismo primaveral por excelencia: El Diamante de Virgo, formado por cuatro estrellas: Cor Caroli (α Canum Venaticorum), de magnitud 3; Denébola (β Leonis), de magnitud 2; Spica (α Virginis), de magnitud, 1 y Arcturus (α Bootis), de magnitud 0. Recordad que, cuanto menor sea la cifra de magnitud, más brillante será el objeto. Si queréis tener una idea visual de magnitudes estelares, ¡en este asterismo tenemos la escalera de magnitudes de 0 a 3!
Pero el diamante de Virgo es interesante sobre todo porque contiene una de las áreas más notables del cielo. En ella encontramos, por ejemplo, el cúmulo de Virgo, con miles de galaxias cuya luz nos alcanza después de una travesía de entre 40 y 70 millones de años, visibles muchas de ellas con un telescopio de moderada potencia siempre que nos encontremos en un lugar muy oscuro.
Nada más por este mes, ¡excepto desearos noches limpias y cielos estrellados!
Pulsando en los enlaces podéis abrir una nueva ventana mostrando un mapa detallado del cielo del mes que incluye los pases visibles desde Mataró de la Estación Espacial Internacional ISS, así como una lista de eventos astronómicos para el año 2016, todo elaborado por Esteve Cortés en catalán, además de un mapa del cielo en este momento generado automáticamente.
Los tránsitos, esos parientes cercanos de los eclipses
Gráfico y cálculos de Fred Spenak (NASA/GSF) usando los elementos contenidos en el libro Transits de Jan Meeus (Willmann-Bell, 1989).
Tránsito es el paso de un planeta a través del disco del sol visto desde la Tierra. Sólo Mercurio y Venus tienen tránsitos, y son eventos muy raros. En el caso de Mercurio, se producen un promedio de trece cada siglo. Un tránsito de Mercurio sólo es posible si el planeta está en conjunción inferior con el Sol (entre la Tierra y el Sol) y cruzando el plano orbital de la Tierra (eclíptica).
Durante la era actual, la órbita de Mercurio atraviesa el plano orbital de la Tierra a principios de mayo y principios de noviembre de cada año. Por ejemplo, entre 1601 y 2300, la Tierra ha sido testigo de 94 tránsitos de Mercurio, de los cuales 63 se han producido en el paso por el nodo ascendente de noviembre, y el resto en mayo.
La órbita de Mercurio es muy excéntrica (e = 0,2056). De hecho, su distancia al Sol oscila entre 46 y 70 millones de kilómetros, y su velocidad orbital pasa de 59,0 km/s en el perihelio a 38,9 km/s en el afelio. Además, su órbita está inclinada 7 grados respecto a la eclíptica. Una órbita tan increíblemente variable e inclinada tiene consecuencias importantes sobre las características y la frecuencia de los tránsitos de Mercurio.
Durante los tránsitos de mayo, los diámetros aparentes del Sol y Mercurio son 1902 y 12 segundos de arco, respectivamente. Por lo tanto, el tamaño aparente de Mercurio es 1/158 el del Sol. En los tránsitos de noviembre, por el contrario, los diámetros aparentes del Sol y Mercurio son de 1937 y 10 segundos de arco, respectivamente; es decir, una relación de 1/194.
Los tránsitos de Mercurio parecen estar separados ya sea por periodos de 3,5; 7; 9,5; 10 o 13 años. El patrón es bastante complejo debido a la órbita elíptica de Mercurio. Los períodos más cortos son consecuencia de varios armónicos más largos entre los períodos orbitales de Mercurio y la Tierra. El período de 13 años es de particular interés debido a que se queda a sólo 2,01 días de completar 54 órbitas de Mercurio alrededor del Sol. El período de 33 años (10+10+13) produce un ajuste aún mejor, que corresponde a 137 órbitas de Mercurio menos 1,67 días. Finalmente, agrupando los periodos de 13 más 33 años, obtenemos 191 órbitas más 0,34 días. Por lo tanto, una forma útil de organizar los tránsitos de Mercurio es agrupándolos en series donde cada miembro está separado por 16.802 días o 46 años (13+33). Así, los tránsitos de 1957, 2003 y 2049 pertenecen a una serie, mientras que los tránsitos de 1960, 2006 y 2052 pertenecen a otra serie.
Los tránsitos suceden alrededor de un mes tras el paso por el afelio de Mercurio, por lo que el planeta se está desplazando próximo a su velocidad mínima. La posición relativa del planeta con respecto al Sol se mueve aproximadamente 200 segundos de arco con cada tránsito. Esta rápida evolución geométrica implica que la serie de tránsitos que ocurren en mayo sólo puede durar unos 10 ciclos o 414 años. En comparación, los tránsitos de noviembre se producen sólo unos días antes de que Mercurio alcance su perihelio, por lo que el planeta se está desplazando a casi su velocidad orbital máxima. La posición relativa de Mercurio con respecto al Sol sólo se desplaza entonces unos 100 segundos de arco con cada tránsito, por lo que la serie en noviembre dura el doble de la serie de mayo.
Por ejemplo, el tránsito del 2016 pertenece a la serie 7 (mayo en nodo ascendente) que se inició en 1740, con un total de 10 tránsitos que se extienden hasta 2154. La serie 8 (noviembre en nodo ascendente) se inició en 1776 y se extenderá hasta el 2604, con un total de 19 tránsitos que abarcan 828 años. La serie 9 (mayo en nodo descendente) comenzó en 1957 y se extenderá hasta el 2371, con un total de 10 tránsitos que abarcan 414 años. Pueden producirse hasta unas seis series de tránsitos al mismo tiempo, pero como las series de noviembre duran el doble que las de mayo, los tránsitos de noviembre les doblan en número.
Ya veis que las series de tránsitos de Mercurio son bastante análogas a las series Saros de los eclipses solares y lunares a pesar de que son más cortas y no tiene tantos eventos en cada serie.
Presentación: Alejandra Rodríguez
Narración: Diego Rodríguez
Música: Valgeir Sigurðsson, Focal Point, Ekvílibríum, 2007
Per a compilar aquesta secció, em fet servir www.calsky.com, www.heavens-above.com i el programa Stellarium, entre d'altres.
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