Fecha de publicación: Sep 30, 2016 6:25:20 AM
¡Felices cielos y hasta el mes próximo!
Pulsando en los enlaces podéis abrir una nueva ventana mostrando un mapa detallado del cielo del mes que incluye los pases visibles desde Mataró de la Estación Espacial Internacional (ISS), así como una lista de eventos astronómicos para el año 2016, todo ello elaborado por Esteve Cortés en catalán, además de un mapa del cielo en este momento generado por un programa de Dirk Matussek.
Aunque aún bien visible en el cielo nocturno, en octubre el Triángulo de verano cede paso al Cuadrante de Pegaso, otro de los asterismos cuya presencia marca las diferentes estaciones. Formando un trapecio con Markab (α Pegasi), Scheat (β Pegasi), Alpheratz (α Andromedae) y Algenib (γ Pegasi), el Cuadrante de Pegaso señala el otoño cuando es visible al anochecer, de septiembre a enero.
Además, entre este trapecio y la constelación de Casiopea encontramos la gran galaxia de Andrómeda M31, el objeto más distante visible a simple vista. Siempre que se atisba su brumoso contorno, es necesario reflexionar que la luz que nos alcanza, por modesta que nos parezca, inició su periplo hace dos millones y medio de años, en el amanecer de la especie humana. Desde la primera referencia, en la que en el siglo X el astrónomo persa Abd Al-Rahman Al Sufi la describiera como una mancha nebulosa, hasta la constatación de que se trata de una gigantesca agrupación de estrellas, transcurrieron mil años. Se abría así paso la idea de que nuestra galaxia acaso no fuera sino una más de las incontables galaxias que pueblan este universo.
Y, si se extiende el eje que une Scheat con Alpheratz un poco más de una vez su propia distancia, se llega a la Galaxia del Triángulo M33, situada a 2,4 millones de años luz. Y entre las dos galaxias encontramos, perfectamente visible con unos prismáticos, Titawin (υ Andromedae), una estrella binaria, a unos 44 años luz de la Tierra. La estrella principal es bastante similar al Sol pero ligeramente más caliente y brillante. Titawin fue la primera estrella de la secuencia principal en la que se encontró más de un planeta extrasolar. Hasta ahora, han sido descubiertos cuatro, probablemente gigantes gaseosos. Triangulo M33, Andrómeda M31 y nuestra propia Vía Láctea rigen un grupo de unas treinta galaxias llamado Sistema Local. Méritos suficientes para disfrutarlas con unos prismáticos durante una noche oscura.
Mucho más cerca, en nuestro propio sistema solar, la luna es nueva el sábado, primer día de octubre, y llena el domingo, 16. En la madrugada del miércoles, 19, barrerá las Híades, en Tauro y, por poco, el resplandor del amanecer nos impedirá verla barrer también a la mismísima Aldebarán. Volverá a ser invisible el domingo, 30. Al día siguiente, además, se convertirá en la luna nueva más distante de la última década, separándose unos 407.000 kilómetros del centro de nuestro planeta.
Los planetas visibles a simple vista se mueven en torno al sol durante todo el mes, con Saturno y Venus más asequibles y brillantes en el cielo vespertino, mientras que primero Júpiter y luego Mercurio aparecen justo antes del amanecer. Todos menos Marte, que sigue visible a su paso por el meridiano, ya anochecido a las 19 horas, a la izquierda del célebre asterismo de la tetera, en Sagitario. Marte es también protagonista este mes cuando reciba la visita de las naves europeas orbitales y de aterrizaje ExoMars 2016 el miércoles, 19.
Ah, habrá que recordar que en la madrugada del domingo, 30 los relojes deberán retrasarse una hora, como cada año por estas fechas. ¡El horario de verano ha acabado y lo celebramos con una hora más de sueño!
El reloj en el cielo del Quijote
A menudo hablamos de constelaciones pertenecientes a una determinada estación del año, como por ejemplo cuando nos referimos al Cuadrante de Pegaso como representación del otoño, o bien cuando decimos que Orión aparece en invierno. Pero entonces, ¿dónde se meten las constelaciones el resto del año?
Pues... donde siempre, aunque no las veamos porque las oculta el resplandor solar. El motivo es que mientras el sol necesita en promedio unas 24 horas para volver a cruzar el meridiano (a veces más y a veces menos), las estrellas repiten el mismo camino cada 23 horas y 56 minutos, sin importar la estación del año en la que nos encontremos. Este pequeño retraso diario de sólo 4 minutos del sol respecto al fondo estelar significa que en un año el sol ha recorrido toda la bóveda celeste de oeste a este, deslumbrando a cuantos astros encuentre a su paso. Deslumbrando en particular a las doce constelaciones zodiacales que se alinean a lo largo de su camino, y dando así origen de paso a las cartas astrales...
Así, por ejemplo, aunque hablamos del Cuadrante de Pegaso como de una constelación que marca el otoño con su presencia, sólo queremos decir que esta constelación es visible bien alta en el cielo nocturno durante el mes de octubre. Pero el Cuadrante de Pegaso ya era visible desde los amaneceres de mayo, y a partir de ahí el sol ha ido retrocediendo día a día, permitiendo que el asterismo brille sin la interferencia de los rayos solares. A partir de octubre, el sol seguirá su retroceso en la esfera celeste, pero esta vez acercándose de nuevo al Cuadrante, hasta ocultarlo en los atardeceres de enero, en un ciclo que se repite invariable año tras año.
Esta invariabilidad en el camino diurno de las estrellas es bien visible en torno a la estrella polar. Allí podemos comprobar como las constelaciones que la rodean completan algo más de una revolución cada día. Así, a partir de la posición de una constelación podemos determinar la fecha si sabemos la hora, o la hora si sabemos la fecha.
Por ejemplo, entre las referencias astronómicas del Quijote, leemos como en el capítulo XX de la primera parte, Sancho, muerto de miedo, trata de contener a su amo, deseoso de abordar la temerosa aventura del batán, y le pide con lágrimas en los ojos que aguarde hasta el alba:
Presentación: Alejandra Rodríguez
Narración: Diego Rodríguez
Música: Valgeir Sigurðsson, Focal Point, Ekvílibríum, 2007
[...] y ya que del todo no quiera vuestra merced desistir de acometer este fecho, dilátelo a lo menos hasta la mañana, que a lo que a mí me muestra la ciencia que aprendí cuando era pastor, no debe de haber desde aquí al alba tres horas, porque la boca de la bocina está encima de la cabeza, y hace la medianoche en la línea del brazo izquierdo.
Per a compilar aquesta secció, em fet servir www.calsky.com, www.heavens-above.com i el programa Stellarium, entre d'altres.
Feu els vostres comentaris o suggeriments a info@cosmosmataro.org.
Sancho se refiere a la constelación de la Osa Menor como la bocina, por corresponder su forma a la de un cuerno como los usados por los pastores para reunir al ganado. Con buen tiempo es visible durante toda la noche girando en torno a la estrella polar, lo que proporciona una manera sencilla de calcular el paso del tiempo más allá de las horas de sol.
Según la descripción que hace Sancho, el pasaje debió producirse a primeros de agosto, ya que a medianoche por esas fechas, ahora y en la época del Quijote, la boca de la bocina aparece orientada al este, es decir en la línea del brazo izquierdo.
Simulación realizada con el programa Stellarium.